Recuérdame cuando me haya ido
Como el tic tac de un reloj se escuchaban las pulsaciones del corazón de Pedro, adrenalina que delataba emoción propia que genera una aventura insospechada. Subir montañas para atrapar estrellas, correr en las “ciclovías” y dejar un mensaje. Bajar, subir aviones tripulando una imaginación poco controlada, llevan a Pedro a esculpir la piedra donde está el mapa de las coordenadas del peligro. Las imágenes y contrastes de las culturas al descubrir los colores de las razas, el sonido religioso de...