EMILIO NEIRA MARTINI

Emilio Neira Martini: Letanía de Perdidos Ocasos… Poemario urgente

Edición año 1994

Emilio Neira Martini (Valparaíso, 1950). Comenzaríamos por anunciarlo como un poeta, pero escribe al editor de Valpoesía: «Querido y estimado hermano, gracias por catapultar hacia el mañana mis entumecidas palabras, que son nada más que el reconto de mi vida. Antes, quiero manifestar que no soy poeta, un título tremendo, que no creo merecer. Para mí, el poeta es aquél iluminado que a través de sus palabras o escritos, son capaces de torcer el rumbo de la historia. Yo, un simple escritor de las Artes-Poéticas. Enamorado y condenado a mi maldición amada, que es, la Poesía. A Ella me dirijo cada día, buscando el vellocino de oro que ofrece la naturaleza y seres que pueblan el planeta. Sin dejar de lado, el grande misterio del universo y sus raíces».

 

En tertulias y lecturas poéticas que hemos compartido, he podido apreciar su inconfundible manera de declamar, de evocar con sus versos la pasión dominante por el arte poético, sacándolo del estado vetusto y distante de lecturas secas, sin alma. El escritor trae a escena la poesía con la fuerza del lenguaje, resplandeciendo el verso como un todo apasionado «en sentido antigüo». En su declamación hace gala del uso de la memoria y permite traer de vuelta el verdadero oficio del poeta, la de aquél bardo consciente de la misteriosa naturaleza de la poesía que está en todas partes, en cualquier detalle, oficios, personas y que es esquiva a las almas distraídas. El poeta lúcido, el verdadero poeta, sustrae de lo aparentemente simple y cotidiano enormes riquezas. En ese sentido, Emilio tiene consagrado compromiso con la misma poesía: «Enamorado y condenado a mi maldición amada, que es, la Poesía», es decir, con el lenguaje. Es un escritor, por cierto, pero al fin y al cabo, poeta. También la historia se tuerce con pequeños hechos desde su tribuna, con versos. Los verdaderos poetas han sido videntes que desnudan el alma humana.

Para muestra... LAS MARÍAS

 ¿Es Emilio Neira un cantor ambulante o un merecido poeta?

Como define Robert Graves: «Hay que hacer primeramente una clara distinción entre bardos de corte y cantores ambulantes». Los poetas maestros, según Graves, alentaban su tradición profesional estimulando el uso de la memoria y la meditación cuidadosa de cuerpos de poemas, así, la celebración del lenguaje alentaba el don del ejercicio mnémico y a la vez, existía la capacidad de atrapar con la escritura el sonido del verso, aquél arte-patrimonio de la memoria humana materializada en el «libro».

Emilio Neira no reniega del libro impreso en papel, digital o de la manera que se entregue, el testimonio escrito como ayuda-memoria de la memoria es una relación indisoluble: «Yo no escribo libros, mis escritos están en cualquier parte, y se borran, se esconden de las manos, de los sonidos, de las cabezas, de las trampas, como opción o como arrebato lírico, creo no poder contener un saco de poesías en la lengua, y menos en un corazón que responde por si mismo, dejando de lado la confusión de la ideas».

Letanía de perdidos ocasos

Entre sus libros editados, citaremos «Letanía de perdidos ocasos. Poemario urgente», publicado en el año 1994 bajo el sello de Ediciones SEV (Sociedad Escritores Valparaíso). Su contraportada cierra el libro con los versos: Así me levante de entre los vivos con mi pan azul, mi valija de naufragios, un brevario de sueños, y este patrimonio de silencios para mi caminar de medio siglo.

También declara: La poesía, un diseño perfecto, para la muerte-Jamás.

Este poemario fue considerado en aquél entonces como el libro del año en su categoría y fue prologado en su oportunidad por el destacado poeta porteño Juan Cameron, quien reseña la búsqueda de Emilo Neira en cuanto el fenómeno poético: «Esta búsqueda se llama letanía, no discurre hacia ocasos tan perdidos, sino más bien, se convierte en sus palabras algo real: un camino donde el polvo no quiere levantarse / prefiere / la cómoda inspección de mis sandalias». (…) Hay luz en los textos de Emilio Neira. Por cierto, escribe más con el ojo que con el intelecto y sus figuras, colombinas y arlequines / aferrados a su farsa, explotan los colores sobre el escenario propuesto. Y lo dice su «ojo de argonauta herido», seduce su spleen «bajo este costurón de amarga luz».

Finaliza Cameron: «Y así como permanece en la húmeda hendidura esa fina suerte de verdad, Emilio Neira, ajedrecista, instalador eléctrico y amigo de profesión, hallará entre trigales esa llovida llave de tropos y las subversiones lingüíticas para alcanzarla».

Henry Chicago-Mancilla

Algunos poemas de Letanía de perdidos ocasos

Catapultados a la nada

en línea hgorizontal somos gusanos

masticando soledades

Desollando los minutos

buscamos el secreto de la silenciosa explosión

arriando nubes negras

junto a chillonas gaviotas

bailamos la resaca de un siglo en fuga

 

Buscando el madero y la piedra

arrinconamos esta altura a nuestro lado

¡Escapamos!

el silencio maltratado en la raíz

condena de siglo en el ocaso

El mañana de hoy

una esperma cuajada al interior

de fríos recipientes

Urgentes señores

mezclando el mprincipio de las cosas

barajan nuestra suerte

No más ayes

no más gritos de esperanzas

sobre blancos anaqueles

No más «Que sea lo que sea»

¡No más!

Obras del autor

– Condenado al camino. 1991
– Letanías de perdidos ocasos. 1994
– Caos. 1997
– Extrañas navegaciones. 1997
– Versículo pendiente. 2002
– Con el sur en la garganta. 2014
– Desde el cadalso. 2019

Cabe señalar, antes de publicar sus poemarios, realizó tres exposiciones de poesía ilustrada en la ciudad de Limache, que luego fueron itinerantes.
La primera exposición se llamó “Musaico” en 1987, Estepario en 1989 y Viajes en 1990.
También ha obtenido premio por aquí, por allá y más allá.